lunes, 27 de febrero de 2017

Feminismo y femicidio: términos que causan malestar en algunas personas

Muchas personas (hombres y mujeres) se vuelcan en contra de las políticas de protección a la mujer, o rechazan el término feminismo, alegan que no hay nada como la igualdad, que hombres y mujeres somos iguales y tenemos los mismos derechos, que el feminismo es un constructo imaginario para respaldar pensamientos extremistas acerca de la sobrevaloración de la mujer en las sociedades y en el mundo. Por este tipo de pensamientos debo llamar a una reflexión, la igualdad es una de las utopías más hermosas que ha creado el pensamiento, sin embargo, no existe de manera general para todos los seres en este planeta. Debemos comprender sobre todas las cosas que si las leyes apuntan a la protección y a la valoración de las minorías, es porque estas se encuentran en desventaja, y esta es la realidad femenina,  reclamos burdos de por qué a una mujer se le asignan más puntos en una carpeta para un concurso de trabajo (uno de tantos otros reclamos), es parte de la ira en contra del “feminismo” que algunos reduccionistas de pensamiento proclaman, pero no pensamos en que es mucho más difícil ser contratado a nivel laboral cuando se es mujer, y peor cuando se tienen hijos, y que por esta razón se ha instaurado esta ley, para equilibrar la balanza entre capacidades y prejuicios de género.

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El feminismo no apunta a la superioridad de la mujer sobre el hombre, es una doctrina que pide para la mujer el reconocimiento de unas capacidades y unos derechos que tradicionalmente han estado reservados para los hombres. Es una realidad hombres y mujeres no somos iguales, física, psicológica, y emocionalmente, tampoco existe una superioridad de género, pero debemos empezar a aceptar nuestras diferencias para una mejor convivencia y para poder pensar en vivir la igualdad como una realidad.

La violencia hacia la mujer es tipificada porque va más allá de ser simple violencia entre seres humanos, cuando el género de una persona se convierte en su vulnerabilidad para ser blanco de abusos, discriminación e incluso asesinato, debe ser diferenciada para que su etiología y causas puedan identificarse con miras hacia su erradicación en una sociedad más justa y perfecta.


El pensamiento al rededor de la violencia hacia la mujer nace de conversaciones con personas muy cercanas a mí, estudiantes, amigas, familiares, e incluso mi experiencia personal que convergen en un punto central: la normalización de la violencia  y las conductas machistas en nuestra cultura. Y es que si revisamos las noticias sobre todo de Latinoamérica en los últimos seis meses, la brutalidad, no solo la violencia contra la mujer, se ha vuelto un tema del día a día, en donde se habla de violaciones masivas, empalamientos y obviamente femicidios, me encantaría que esto fuera solo mi percepción sensibilizada hacia los temas "feministas", pero en realidad son verdades que penosamente nos asechan a nivel mundial.

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Según publicaciones del UNICEF en Ecuador 1 de cada 2 mujeres (48,7%) ha recibido algún tipo de agresión por parte de los hombres con quienes tienen o tuvieron una relación de pareja.  El mismo documento afirma lo paradójico que resulta el hecho de que quién dice amar y proteger a las “mujeres” de acuerdo con su mandato de rol son quienes las agreden para causarles daño, dolor o sufrimientos. Estos datos resultan desgastantes, y eso sin abordar la violencia de género por parte de desconocidos en casos de violación y otros, que son los titulares de prensa al menos una vez por semana. Sin embargo debemos reconocer pensamientos retrógrados que de alguna manera justifican este tipo de proceder, cuando nuestras autoridades ( por ejemplo: en un caso tristemente conocido de femicidio, hacia dos jóvenes turistas en el 2016) mencionaban que la culpa es de la mujeres, por viajar solas, por fumar marihuana, por aceptar invitaciones de extraños, pero en realidad es tanta la culpa ¿como para ser asesinada?.




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Por esta y otras tristes realidades tenemos que llamar a las cosas por su nombre: sí, existe el FEMICIDIO,  y si,  luchamos por un FEMINISMO, que nos permita cosas que para un hombre son triviales, como el poder caminar tranquila en la noche sin temor de ser violada o asesinada, como el poder acceder a un puesto de trabajo, sin que me cuestionen cuántos hijos tengo o voy a tener, o poder embarazarme con tranquilidad, sin temor a ser despedida de mi trabajo. Por eso cuando pienso en la violencia en la pareja, la cuál es de hecho una realidad tangible para muchas mujeres de nuestro país, pienso a la vez en que es solo un eslabón mas de la gran cadena que aún sostiene la desigualdad de derechos relacionados con el género.




miércoles, 2 de marzo de 2016

MACHISMO Y MARIANISMO: SOCIEDAD ECUATORIANA



La historia de los roles de género llevan en toda Latinoamérica y en el mundo una larga historia que tiene su raíces en la filosofía más antigua heredada desde los griegos y romanos, quienes ejercían el patriarcado como principio que regía su orden social. Aristóteles (A. Sánchez, B. Ruiz, 2009) definió la ciudadanía a la posibilidad de participar en el poder político, la mujer, de esta forma, constituía el sector social más alejado de la posibilidad de participar en él, por lo que no podría ser considerada nunca en ciudadanía.
Desde sus inicios entonces podemos ver tendencias muy marcadas al hablar de los roles masculinos y femeninos, tendencias de pensamiento reflejadas en la conducta que a través de la tradición se conservan en el tiempo, este trabajo pretende analizar desde el punto de vista social, cultural,  religioso  y psicológico las actitudes llamadas machismo y marianismo.


El Consejo Latinomericano de Ciencias Sociales CLACSO, (2007) realiza una recopilación de investigaciones acerca de la Familia y su diversidad, basado en estudio de casos,  en el cual se aborda el tema de la actuación de las mujeres para comprender el actuar de los hombres en su posición de dominación. Es totalmente necesario describir las complejidades que se esconden en la parte de la normativa social, si bien no se puede generalizar el hecho del rol dominante en el hombre, ya que, existen casos en los que el rol de dominación en contra de las tradiciones culturales es cedido en espacios de poder y decisión a la mujer. Sin embargo los estudios que recopila la CLACSO, indica que la pobreza es un factor predisponente a este tipo de conducta, la incapacidad de poder cumplir con el papel otorgado por excelencia al esposo, que es el de proveedor, puede llevar al aumento de los comportamientos de “macho”.(Gilmore, citado en Moisés, 2012)

Por otro lado las normas sociales y culturales marcan este esquema de género que propulsa las actitudes machistas, las cuales no son consideradas una reacción unidireccional, (Villareal, citado en Moisés, 2012) sino que son claramente reforzadas y validadas dentro de nuestro medio Latinoamericano, y en el caso de Ecuador en casi todas las prácticas culturales, sociales y religiosas.

La realidad del contexto del ecuatoriano muestra crónicas en donde el machismo se manifiesta de diversas formas, Ecuador es uno de los países de América Latina, según un informe de la Cepal, en donde existen mayor cantidad de casos de violencia conyugal contra la mujer, basada en el consumo de alcohol, la inseguridad, los celos o simplemente por el hecho de ser mujer. Según cifras del área de Prevención y Atención del Centro Ecuatoriano de Promoción y apoyo a la Mujer (Cepam), una de cada 4 mujeres han sufrido violencia sexual, y según el Consejo de Participación Ciudadana el 60,6% de mujeres son víctimas de atropellos psicológicos y  físicos. En las mujeres indígenas se han incrementado los niveles de violencia física, sexual y psicológica al 59,3, siendo ellas quien sufren más violencia de género, y las afrodecendientes llegan al 55,3% de discriminación. (El telégrafo, 2015).

Al menos 6 de cada 10 mujeres han vivido situaciones de violencia en el Ecuador, según la encuesta Nacional de Relaciones Familiares y Violencia de Género contra las mujeres elaborada por el INEC, en el 2011 (El Universo, 2015)

En el 2007, el decreto Ejecutivo 620 declara como política de estado la erradicación de la violencia de género, para lo cual se elaboró el Plan Nacional de Erradicación de la violencia de género hacia la niñez, adolescencia y mujeres, que desde el 2014 está presidido por los Ministerios de Educación, Inclusión Económica y Social, Ministerio del Interior, Salud Pública y a los Consejos para la Igualdad de género e Intergeneracional. (El Universo, 2015).

Han transcurrido 8 años y las autoridades declaran que la situación sigue siendo grave, ya que no se han podido transformar patrones socioculturales, creencias y prácticas que han reforzado y mantenido estas actitudes y conductas de violencia o coacción fundamentadas en género. En el país predomina una cultura patrialcal, como en la edad media, el machismo y el androcentrismo en el que mayoritariamente se prepondera la opinión y el criterio del hombre, como lo explica Annabelle Arévalo, coordinadora del Cepam. “El que hayamos avanzado en algunas áreas en las que la mujer se desarrolla, no significa que la violencia ha desaparecido porque tiene que ver con cambio de concepciones, de lo que significa ser hombre y lo que significa ser mujer y en ese cambio tiene que haber una rehabilitación en los hombres y una reeducación en la población”. (El Universo, 2015).

Esto no es extraño cuando uno mismo puede percatarse de actitudes como cuando al tratar de ayudar a una mujer que está siendo atacada físicamente por su esposo recibe a cambio insultos y gritos por parte de la misma mujer, quien alega: “marido es y puede pegar”, ¡no te metas!.

En un estudio realizado por Alfonso Moises de la UNAM (2012) se describen al arquetipo cultural de la masculinidad al machismo, y el arquetipo cultural de la feminidad al marianismo en Mesoamérica, pero la similitud entre las actitudes mencionadas con las de Ecuador, nos hacen volver sobre estos términos para la comprensión de estas estructuras comportamentales.
El machismo es definido como el culto especifico a la virilidad cuya característica más importante es la conducta agresiva y la intransigencia en las relaciones interpersonales entre varones y por el otro lado la arrogancia y agresión sexual en las relaciones varón hembra. (Stevens, 1973, citado en Moises, 2012).

Sabiamente Octavio Paz (1959) visualiza tal conducta de “macho” homologándola a la del conquistador español, siendo la imagen del cacique, señor feudal, hacendado, gamonal, amo y todas las figuras dominantes que históricamente han estado gobernadas por el género masculino.

Existen también profesiones que culturalmente han sido asignadas expresamente a los hombres, como la ingeniería, la arquitectura, así como roles sociales como el presidente, el político, el jefe, por lo que, el rol del varón posee características asignadas transgeneracionalemente, las mismas que influyen en su desempeño laboral, familiar, social, y actitudinal dándole una posición de superioridad sobre la mujer, para quién algunas actitudes e incluso roles sociales quedan vetados o son mal vistos.

En la ciudad de Cuenca del Ecuador, tenemos por ejemplo que el fumar y el ingerir bebidas alcohólicas es aceptado para los hombres pero cuando una mujer lo hace es muy mal vista.

Por otro lado el termino Marianismo, es una actitud menos aparente y mas implícita en la cultura, que rinde culto a la superioridad espiritual de la mujer (Stevens, 1973, citado en Moises, 2012) esta actitud coloca a la mujer en una posición semi divina, moralmente superior y con más control sobre los impulsos e instintos por esta gran fortaleza espiritual.

El termino marianismo puede ser asociado con la figura de la Virgen María y la influencia de la religión sobre nuestra cultura. Desde el momento de la creación en el que Eva muerde la manzana y cede ante la tentación, la mujer debe pagar eternamente su culpa, a pesar de haber sido perdonada, sigue pariendo con dolor y es echada fuera del Paraíso junto con Adán.
La biblia dice en su pasaje del Génesis 3:16 (Dios a Eva) Dijo a si mismo a la mujer: “Multiplicaré tus trabajos y miserias en tus preñeces; con dolor parirás los hijos, y estarás bajo la potestad o mando de tu marido, y él te dominará.”

Estos textos denominados sagrados, tienen hasta hoy una gran influencia en el pensamiento del Pueblo, a pesar de que si revisamos la época a la que pertenecen estos manuscritos concluiríamos que son acordes y aceptables para la época en la que fueron creados.

En los hogares cuencanos, se inculcan aún pensamientos basados en la dominación del hombre, haciendo referencia al marianismo, por ejemplo, el recomendar a las hijas que van a contraer matrimonio asumir la total responsabilidad sobre las tareas domésticas, y la crianza de los hijos sin importar si la mujer también trabaja 8 horas al día, y es un pilar económico fundamental del hogar. Sin mencionar que en el ámbito laboral el hecho de competencia y desempeño muchas veces es desestimado a la hora de ascensos, especialmente si la candidata es madre de familia, ya que no podrá entregarse en la medida que un hombre lo haría.

En cuanto a los roles y derechos sociales tenemos mucho por decir acerca de la mujer históricamente sabemos que en 1920 se inicia la lucha para poder acceder al derecho del voto, y en 1941 se elige a la primera diputada del país, pero su fue relegada de su cargo para ser posicionada como suplente, a lo que existe una gran manifestación a favor de la igualdad en términos de género y política.  Pero en el Ecuador quedan aún huellas mucho más profundas dejadas por el machismo, así tenemos el caso de la Primera Presidenta de la República, quien luego de un “golpe de estado” al Presidente Abdalá Bucarán Ortiz (quien luego fuera declarado enajenado mentalmente), asume como segunda al mando el cargo correspondiente. Así mismo fue revocada de su cargo a los tres días de ejercerlo, en sus declaraciones menciona: “Yo ´perdía la presidencia de la República de mi país por ser mujer, me tocaba quedarme hasta el año 2000 (tres años), y me toco muy poco por ser mujer” (Diario las Palmas, 2012)

Antes de concluir existe puntos importante por tratar, uno de ellos es la parte biológica y su relación con la masculinidad. Las teorías biológicas, con Darwin y Lorenz como representantes, afirman que la violencia es un instinto que se desarrolla a nivel individual o grupal, y que además es una característica propia de la especie humana, ya que los demás animales poseen un mecanismo autolimitador que el hombre ha perdido, por lo que nuestra acción destructora es más intensa, cabe aclarar que estamos hablando de agresión que no es lo mismo que violencia, la primera está íntimamente relacionada con la supervivencia de la especie y la evitación de estímulos dolorosos, la segunda quedaría relegada a constructos culturales. (Keane, J. 2001).

Un factor biológico que muchos investigadores han debatido es la violencia como producto hormonal, la presencia de testosterona como causa de agresión y conducta violenta, ante una situación percibida como amenaza. (Dabra, S. y Martí- Carbonelli, S. 1998).

El segundo punto relevante a discutir es el de la violencia como un patrón aprendido de conducta, una respuesta a un estímulo condicionado al que se asocian afectos aversivos (Watson y Skinner), como respuesta reforzada positivamente en el ambiente que rodea al organismo (Watson y Skinner), como imitación de conductas ajenas reforzadas (Bandura) (Gonzales y otros, 1993). Ejemplificando esto tenemos una tradición cultural de la zona sierra del Ecuador, Cañar, en donde un hombre después de contraer matrimonio debe hacer “arishca” a su mujer, es decir darle una golpiza a su mujer después de la noche de bodas, para garantizar su obediencia y buena conducta, para dejar claro quién manda en el hogar.

Nos encontramos aquí ante una gran discusión que ha de ser mediada en la aceptación de la conducta agresiva como una parte biológica de la naturaleza humana pero que no justifica las conductas machista y, o marianista, ya que estas sería de carácter estrictamente social, cultural y antropológico. Aún así no dejamos de preguntarnos ¿Porque si las sociedades evolucionan sigue manteniéndose este tipo de conductas que soslayan el papel de la mujer histórica, social y culturalmente?, ¿Somos las mujeres las causantes principales de no vivir en una sociedad igualitaria y justa?

Para poder responder a estas preguntas deberíamos revisar nuestras tradiciones, nuestros sistemas educativos y políticos, que siguen solapando la diferenciación de género en cuanto a derechos y oportunidades, a la mujer misma le cuesta soltar estos patrones de conducta que la victimiza y le da vulnerabilidad y fragilidad frente al sexo opuesto, como criterio personal pienso que la educación en nuestros hogares es la fuente primordial de desarrollo de género y que lastimosamente sigue plagada de la herencia transgeneracional de lo que significa ser una mujer, una madre, una ama de casa. Aún no logramos vernos integradas a la sociedad como profesionales exitosas interesadas por la política y los derechos ciudadanos de igualdad y libertad de expresión de nuestro género. Tenemos un largo camino, a pesar de que históricamente las mujeres han venido luchando por una sociedad más justa e igualitaria siglos atrás, tenemos leyes y códigos que nos protegen pero lo más duro de vencer son nuestras limitaciones mentales, arraigadas en creencias heredadas de generación en generación por nuestras madres, el “no puedes, eres mujer” debe ser derribado, sabemos que somos capaces, pero debemos romper las cadenas del marianismo y demostrarnos a nosotras mismo que podemos inculcar ahora y a nuestra descendencia valores diferentes sin importar que rompan esquemas y generen polémicas si de justicia se trata. No debemos solapar más la dominación y la sumisión, comencemos por nosotras.
  

BIBLIOGRAFÍA


DABRA, S. Y MARTÍ-CARBONELL, S. (1998). Psicobiología de la conducta antisocial, en V. Fisas, ed., El sexo de la violencia. Barcelona: Icaria, pp. 43-60.
GONZÁLEZ, L y otros. (1993). Signos y cultura de la violencia. Una investigación en el aula. Córdoba: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Córdoba.
KEANE, J. (2001). Reflexions sobre la violència. Valencia: Publicacions de la Universitat de València.
MOISES, A. Sexualidad en Mesoamérica, machismo y marianismo. Científica Vol. 1, PG 45-53
PAZ, O. (1959) El Laberinto de la Soledad. México: Fondo de Cultura Economía
SANCHEZ, A. RUIZ, B. Historia de la Psicología, 2009, Ed. Piramide, Madrid, España
Diario El telégrafo, miércoles 14 de Octubre 2015. Recuperado de:
Diario las Palmas, Miércoles 12 de Diciembre 2012. Recuperado de:
Diario El Universo, domingo 8 de mayo 2015. Recuperado de:

sábado, 30 de mayo de 2015

REFLEXIÓN: El referente de la felicidad actual y sus consecuencias




Las imágenes publicitarias, el comercio y los referentes de estatus actuales nos envían señales explicitas de cómo deben ser nuestras vidas para ser satisfactorias, creando necesidades ficticias y banales de objetos costosos y obsoletos de los que nos volvemos dependientes




Si bien la tecnología ha facilitado todas las cosas que hace años eran realmente complicadas volviendo nuestra vida más confortable, lo que no vemos es el inconveniente que esto a la vez a creado.

Un claro ejemplo de ello se resolvería con una respuesta de su parte: puede Ud. estar un día sin su teléfono celular?

La experiencia me dice que la mayoría de las personas sufre mucho si por un olvido a dejado su celular al salir de casa rumbo al trabajo, y pensando en retrospectiva, nuestros padres llevaron una vida normal sin este tipo de comunicación , pero a qué va esto? no estoy en contra de la tecnología ni de la comunicación (es evidente) pero todos estos estándares han creado una expectativa de lo que una persona necesita para ser feliz, y el concepto reinante en toda esta estructura consumista son la "comodidad" y  el "confort", lo cual tampoco es negativo… del todo, pero a la larga nos hace desear una vida enfocada al placer, al hedonismo, y cuando nos toca enfrentar su antagónicos, el disconfort y la incomodidad es cuando aparecen los problemas.

Tenemos pánico al sufrimiento y ante situaciones adversas no tenemos herramientas cayendo ante la depresión el estrés negativo, o los famosos ataques de ansiedad, entre otras manifestaciones comunes.

Autores como Diener (1999), o Selligman (2011) han abordado a profundidad el bienestar en el ser humano y destacan la importancia de ampliar el sentirse bien al manejo de las emociones negativas como parte del desarrollo personal, de hecho hay estudios que revelan que las personas actúan con más eficacia en momentos de confusión y estrés en la resolución de conflictos, que cuando se encuentran tranquilas y calmadas.

Lo que deseo expresar es que el malestar en el ser humano es útil y necesario, además que es inevitable, pero debemos estar profundamente convencidos que de las situaciones negativas podemos sacar fortalezas psicológicas en pro de nuestro desarrollo, lo ha dicho el siglo pasado Victor Frankl:

Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento.


Frankl relata sus vivencias en el campo de concentración y en este relato las más  hermosas reflexiones acerca de la capacidad del ser humano, y como en las peores condiciones puede contribuir a la felicidad de los otros y de sí mismo, reflexionemos: Frankl en las peores condiciones sanitarias, incomunicado totalmente de su familia, sabiendo que su esposa había fallecido en otro campo de concentración, casi sin alimentarse, con los pies congelados en la nieve porque sus zapatos estaban rotos y además viviendo el maltrato de los soldados y capataces nazis, pudo ser una persona productiva, esto claro, no ocurrió mágicamente ni con un optimismo inmediato, el vivió momentos de ira, de frustración, de tristeza… pero se dio el tiempo para vivirlos, para saborear este cáliz amargo, y luego logró reconciliarse con la vida… el resto el historia…

Nosotros con nuestros problemas, que pueden ser pequeños o muy grandes… a veces nos dejamos ganar, a veces sacamos lo peor de nuestra personalidad, y a veces huimos acercándonos a los vicios (alcohol, relaciones vacías, compras compulsivas)… y después pasar por estos momentos terribles no aprendemos nada de ello… o si?

Si la vida fuera todo alegría y felicidad, si el cáliz dulce fuera pan de cada día… como sería la vida? … en realidad conocería lo que es alegrarme? En realidad disfrutaría los momentos?..
Ante la adversidad lo recomendable es no huir, es darse el tiempo para la reflexión, para el sufrimiento, no es masoquismo, es simplemente que en la mayoría de los casos me han llevado a las circunstancias en las que me encuentro, pero si no logro darme cuenta de ello… muy poco me servirá para aprender de ello… si tiene que llorar… llore, si tiene que gritar… grite… si tiene que sufrir… sufra.


Trabajos citados

Diener, E. Suh, E. Lucas, R. E., y Smith. (1999). Subjetive Well- being. Three decads of progress. Psychologycal Bulletin , 125, 276, 302.

Frankl, V. (1946). El hombre en busca de sentido. Barcelona, España: Herder

Seligman E. P., M. (2011). Flourish: A Visionary New Understanding of Happiness and Well-being Hardcover. New York: Free Press.




  

  




jueves, 11 de diciembre de 2014

Infidelidad

Hay autores que piensan que somos infieles por naturaleza, temas de conservación de la especie, incluso afirman algunos que los hombres filo genéticamente están determinados para quererse reproducir la mayor cantidad de veces, y que las mujeres en cambio buscamos calidad, una pareja que pueda solventar nuestras necesidades y la de nuestra descendencia, halando de las raíces más primitivas de nuestra existencia como seres humanos.

Considero que existen factores personales, sociales y culturales que determinan el nivel de compromiso y entrega que una persona puede invertir en una relación.  Más allá de los impulsos, porque gracias a nuestra herencia evolutiva tenemos la capacidad de discernimiento que caracteriza a nuestra última adquisición en este proceso evolutivo  que es el lóbulo frontal, y que nos diferencia de los demás animales.

La fidelidad según lo expresa Walter Riso en una entrevista, es mantener y defender el compromiso que tiene con otra persona, considero que es un pacto que no necesariamente tiene que estar firmado en un papel pero que involucra sentimientos, y también puede o no involucrar el aspecto sexual.


Causas
Como  ya he mencionado en publicaciones anteriores la infidelidad en la pareja es simplemente la estocada final de una relación deteriorada, con muchos problemas de diversos tipos coom trasfondo, entre ellos podemos citar:

1.    No ser responsable de los propios sentimientos, osea saber distinguir entre una atracción física una ilusión y el amor que se cree tener a la pareja, creer que uno es invulnerable y no te va a gustar nunca otra persona.
2.     Falencias en la pareja, vacíos, conflictos no resueltos, callados u “olvidados”.
3.     Buscar afuera lo que uno no tiene en casa. Cariño, sentirse amado, sexo.
4.     Monotonía Falta de esfuerzo por parte del conyuge porque cree que la pareja es de por vida y siempre estará ahí.
5.      Crisis de pareja.  Las personas nos volvemos más vulnerables a ceder ante los encantos de personas externas que aparentemente nos bridan apoyo cuando tenemos problemas con la pareja. En una encuesta sobre Infidelidad Femenina realizada en Chile. El 38% de ellas, indican que los constantes problemas y fallas en la comunicación las hacían sentirse vulnerables y poco amadas.
6.     Venganza. Sobre todo en la infidelidad femenina, como se vió en un estudio sobre infidelidad de la UNAM basado en el análisis de 300 parejas. Ser infiel para "empatar el marcador" resultó "liberador" momentáneamente pero atrajo otros problemas emocionales.
7.     Por amor. 
8.     Por evasión. Escapar de los problemas diarios hijos, deudas, problemas con la pareja en el hogar y el trabajo.

Tipos de infidelidad
De tipo emocional: sentirse más que atraído físicamente por una persona fuera de la relación de pareja y pensarse enamorado de la misma, sin necesidad de contacto sexual en principio.

Aventura: no hay relación afectiva es pasajera, la perdonan más fácil las mujeres que los hombres, generan menos rencor, pueden ser aventuras de una noche de copas … etc

Relación de amantes: dos años promedio en relación, muchas mentiras, más difícil de perdonar, hay un laso afectivo con esta tercera persona


Se puede perdonar la infidelidad?
Depende de la persona:
La mayoría de veces no, cuando trabajo con parejas  con este tema, siempre les digo que perdonar no es olvidar pero si es poder recordar sin dolor los acontecimientos pasados, y no reprochar a la pareja la infidelidad en cada nuevo conflicto.

Por otro lado me permito citar una conocida frase: “si me engañas una vez, la culpa es tuya, si me engañas dos veces la culpa es mía”. La infidelidad como lo dice Walter Riso, es un tsunami afectivo, entra y arrasa con todo.

Se destruye la confianza, uno piensa porque la persona que ama ha sido capaz de hacerle aquello, no se habló de las falencias de la pareja y se buscó otra persona, hay mucho rencor de por medio.

Dependerá mucho de los valores personales por ejemplo:

El significado que cada uno le da a la infidelidad, si para ti es importante la fidelidad no estés con una persona infiel.

El peso social sobre el sentirse o ser engañado.

El peso familiar sobre la pareja, los estereotipos de la familia y la sociedad al respecto; pensamientos distorsionados como que las mujeres tenemos que aguantar este comportamiento que es natural en los hombres, o el machismo… etc

¿Que deben saber los niños si se da infidelidad entre sus padres?

No es necesario que los niños se enteren de los problemas de sus padres, lo mejor es no mostrar ira agresión, indiferencia absoluta y otras conductas nocivas  delante de los niños, ellos no tienen por qué saber que ha sucedido realmente, sino puede explicarles que los papas ya no se entienden y van a vivir separados pero que igual el amor que sienten por ellos no ha cambiado, los niños suelen malinterpretar la separación y culpabilizarse.

¿Es infidelidad que a una persona le gusten otras más?


El sentirse físicamente atraído por una persona atractiva es una condición humana, el mirar a una persona que va por la calle y en realidad llama la atención es parte de ser humano, no es infidelidad, ni así esta persona a la que mire le genere deseo, hay que diferenciar el mirar o el admirar la belleza y el romper un compromiso o dañar una relación por hacerlo.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Infidelidad: Puede una pareja sobrevivir a la Infidelidad?

En esta ocasión más que una revisión teórica haré una reflexión sobre la Infidelidad en la Pareja, algunos pacientes llegan a consulta con la esperanza de poder restaurar relaciones que han desembocado en infidelidad, pero la experiencia clínica y el sentido común nos dicen que esta es "la gota que derramó el vaso".
 La infidelidad no es un acontecimiento aislado, es el resultante de una relación defectuosa, o de una persona cuyo autodescubrimiento y personalidad resultan conflictivos. Generalmente las parejas que atraviesan este problema ya tienen antecedentes de malestar emocional en la relación, contacto físico disminuido, peleas constantes y alejamiento emocional.


Ahora la disyuntiva viene cuando preguntamos si ...es posible retornar a una relación sana después de la infidelidad?

Partamos de la difícil acción del perdón, muchas veces he escuchado: es que yo perdono pero no olvido!, esto tienen un doble sentido a comprenderse, claro que es imposible borrar de la memoria los hechos dolorosos, sería fantástico y ahorraría muchas horas de terapia el eliminar como en una computadora un recuerdo indeseado o doloroso de nuestro cerebro, pero no se trata de olvidar, la cura viene de el poder recordar sin dolor, sin rencor, y sin resentimiento, si una persona tiene la capacidad para perdonar de esta manera la pareja volverá a su curso sano, sino mejor es la separación.



En segundo lugar está la confianza, y es obvio que después de la infidelidad esta se ha roto, para que estar en una relación en la que uno se siente inseguro y perseguido, pensando siempre en donde, con quién o que hace mi pareja ... si no puede restablecerse la confianza, es mejor terminar la relación.



Finalmente existe la justificación de que el hombre es infiel por que su herencia genética y biológica así lo expresan, pero a este punto apelo a que somos seres pensantes y que mientras más dominemos nuestros instintos más elevados espiritual e intelectualmente estamos, eso no significa reprimir nuestros deseos, pero estos deben estar ligados a nuestros valores personales, y el amor es un motivo suficiente para mantener un compromiso de fidelidad, una cosa es un error, pero el justificarse de esta manera es errar dos veces

Si los puntos anteriores han sido superados no hay que olvidar que se deben replantear o revisar las normas de convivencia en pareja, el hablar de los problemas que llevaron a la infidelidad, el dejar sentados los nuevos objetivos y metas de los dos, e inclusive la terapia individual y pareja y familiar para sobrellevar de manera efectiva este conflicto.


Terminada esta reflexión, podría su relación sobrevivir a la infidelidad??


martes, 29 de abril de 2014

Estereotipos y Sexualidad




Culturalmente dentro de nuestra tradición occidental los placeres relacionados con el cuerpo han sido calificados como pecaminosos, vergonzosos o indignos, lastimosamente el desprecio al cuerpo nos viene heredado en mayor parte por la tradición de la Iglesia Católica.  El Papa Gregorio III en el siglo XVIII   decretó que Sodoma y Gomorra habían sido castigadas por Dios porque los hombres y las mujeres tenían relaciones sexuales no destinadas a la procreación, condenándose así actividades sexuales como la masturbación, la eyaculación en el exterior, el sexo anal, etc. (Bayley, 2003)

Tradicionalmente siempre se nos ha impuesto el mensaje de que “tocarse” es malo, limitando así el autoconocimiento del propio y cuerpo y con ello, el conocimiento del placer. El rol de las mujeres en Latinoamérica y especialmente en nuestro país también es cómplice de silenciar la actitud de la mujer en cuanto a la respuesta sexual, ya que se nos coloca en una posición de pasividad, de receptividad, de no deseo, los mitos de que las mujeres somos seres asexuales, que no nos interesa lo físico, que estamos más ligadas a lo afectivo han coartado la libertad de expresar que es lo que una mujer desea y que es lo que no. Por otro lado el mito de que el hombre es un ser sexual, que prima en él el deseo, que no puede contener su impulso y que por eso es fácil para el no caer en la “tentación” también es falso, ni la mujer es puro sentimiento ni el hombre es puro instinto, somos seres complementarios, los dos deseamos, sentimos, nos enamoramos y también hombres y mujeres nos sentimos dolidos ante una ruptura amorosa.


De los hombres se espera que tengan un mayor número de parejas sexuales que las mujeres (MIkach, Bailey, 1999). Aún se conserva el modelo de la mujer Célibe y virgen que será la madre ideal  y la esposa perfecta lo cual corresponde a un mito absurdo y totalmente sexista de expectativas irreales.  Además esto se refleja en nuestras estereotipadas conductas ligadas al dicho “El hombre propone, la mujer dispone”, las mujeres debemos esperar a la iniciativa de éste para cualquier tipo de actividad, en ocasiones incluyendo a las actividades sociales, porque el resultado de no ser así es que la mujer termine siendo mal vista.
De toda esta reflexión con un toque transcultural una cosa si es cierta, y es el hecho de que los hombres comunican verbal o no verbalmente sus preferencias en cuanto al contacto físico y eso les da una ventaja muy grande en cuanto al disfrute del placer. Definitivamente es imposible no mencionar nuevamente la carga del estereotipo social  que enmarca al rol femenino, pero si no comunicamos lo que sentimos el otro difícilmente logrará adivinar nuestras preferencias.


Al arte de hacer el amor se resume en una sola palabra, Comunicación, sin esta podemos pasar por la vida sin conocer al otro, y sin conocernos a nosotros mismos  como personas y obviamente tampoco conoceremos nada en el ámbito sexual, dejar atrás las míticas referencias de que hablar de sexo es pecado, y expresar al otro el deseo, las preferencias, el cómo ser tocado, acariciado y amado e incluso comunicar el no tener deseo, dejando de lado la pesada carga cultural que pretende obligarnos a no hablar de estos temas, el cuerpo es bueno, conocer nuestro cuerpo forma parte de nuestro autoconocimiento, nos acerca más a nuestra esencia, no continuar pensando que el alma o la mente predomina sobre él, la armonía del ser humano se basa en mantener un equilibrio entre lo mental, espiritual y físico.


Romper estereotipos, ser sinceros y sinceras en comunicar nuestros sentimientos no es una tarea fácil, debemos hacerlo asertivamente y si no estamos preparados ir trabajando de manera personal en este punto que es indispensable en todos los ámbitos del ser humano y mucho más en el ámbito de pareja.