domingo, 27 de enero de 2013

La Pasión.- Sexualidad, Sexo y Sensualidad



Ella y yo hacíamos el amor diariamente.
En otras palabras, los lunes, los martes y los miércoles hacíamos el amor invariablemente...
Los jueves, los viernes y los sábados, hacíamos el amor igualmente...
Por último los domingos hacíamos el amor religiosamente...
Hacíamos el amor compulsivamente.
Lo hacíamos deliberadamente.
Lo hacíamos espontáneamente.
Hacíamos el amor por compatibilidad de caracteres, por favor, por supuesto, por teléfono, de primera intención y en última instancia, por no dejar y por si acaso, como primera medida y como último recurso.
Hicimos el amor por ósmosis y por simbiosis: y a eso le llamábamos hacer el amor científicamente.
Pero también hicimos el amor yo a ella y ella a mí, es decir, recíprocamente.
Y cuando ella se quedaba a la mitad de un orgasmo y yo con el miembro convertido en un músculo fláccido no podía llenarla, entonces hacíamos el amor lastimosamente.
Lo cual no tiene nada que ver con las veces en que yo me imaginaba que no iba a poder y no podía, y ella pensaba que no iba a sentir y no sentía, o bien estábamos tan cansados y tan preocupados que ninguno de los dos alcanzaba el orgasmo.
Decíamos entonces, que habíamos hecho el amor aproximadamente.
O bien a Estefanía le daba por recordar las ardillas que el tío Esteban le trajo de Wisconsin que daban vueltas como locas en sus jaulas olorosas a creolina, y yo por mi parte recordaba la sala de  la casa de los abuelos con sus sillas vienesas y sus macetas de rosas esperando la eclosión de las cuatro de la tarde...
así era como hacíamos el amor nostálgicamente, viniéndonos mientras nos íbamos tras viejos recuerdos.
Muchas veces hicimos el amor contra natura, a favor de natura, ignorando a natura.
O de noche con la luz encendida, o de día con los ojos cerrados.
O con el cuerpo limpio y la conciencia sucia.
O viceversa.
Contentos, felices, dolientes, amargados.
Con remordimiento y sin sentido.
Con sueño y con frío.
Y cuando estábamos conscientes de lo absurdo de la vida y de que un día nos olvidaríamos el uno del otro, entonces hacíamos el amor inútilmente.
Para envidia de nuestros amigos y enemigos hacíamos el amor ilimitadamente, magistralmente, legendariamente.
Para honra de nuestros padres, hacíamos el amor moralmente,
Para escándalo de la sociedad, hacíamos el amor ilegalmente.
Para alegría de los psiquiatras hacíamos el amor sintomáticamente
Hacíamos el amor físicamente, de pie y cantando, de rodillas y rezando, acostados y soñando.
Y sobre todo, y por la simple razón de que yo lo quería así y ella también hacíamos el amor voluntariamente...
 Jorge Bucay, libro "El camino del encuentro"


Este hermoso fragmento nos recuerda la importancia del aspecto físico dentro de las relaciones de pareja, el tocar, el ser tocado… muchas personas expresan su amor más que con palabras, con caricias.
El tocarse dice más que las palabras en muchas ocasiones, en una discusión con simplemente tocar la mano del otro se puede ver que existen una luz al final del túnel, que la pelea puede terminar y que se puede seguir adelante.
Nuestro lenguaje no verbal, es decir lo que muestra nuestro cuerpo, consciente o inconscientemente puede herir o hacer que la pareja se sienta amada por lo que también la forma física en la que nos conectamos con el ser amado va construyendo o destruyendo caminos y uniones en nuestra relación.

Sexualidad, sexo y Sensualidad
Debemos hacer una diferencia entre sexualidad, sexo y sensualidad  para abordar el tema de la pasión dentro de la pareja.
 La sexualidad son todos los aspectos de nuestra conducta,  nuestro cuerpo y nuestra mente que nos  determinan como hombres o mujeres, y se expresa en nosotros desde que somos muy pequeños hasta el día en que morimos.
El Sexo además de referirse a la condición biológica de masculino o femenino, se refiere al hecho de la unión física, al coito o relación sexual. Como sabemos tener sexo no necesariamente implica “hacer el amor” es decir, incluir aspectos emocionales en el encuentro físico.
Sensualidad es el conjunto de actitudes de atracción que poseemos todos los seres humanos para ejercer en los demás deseo y-o excitación sexual. La sensualidad es como un magnetismo que de igual manera puede tener componentes emocionales o no. La sensualidad se expresa en todas las personas de manera diferente, y si bien la sociedad ha marcado estereotipos de lo “sexi”, dentro de la pareja puede ser expresada de formas muy diferentes. La sensualidad proviene de fuentes externas e internas, lo físico y lo actitudinal dentro de lo cual el autoestima juega un papel muy importante.
 
La Pasión en la pareja
Recordando la publicación anterior, habíamos comentado que el aspecto físico es uno de los pilares fundamentales de la pareja, una pareja con compromiso e intimidad (refiriéndonos a los conceptos de la teoría triangular del amor de Sternberg), puede ser una relación de hermanos o de madre e hija.

El aspecto físico, si bien es uno de los temas más hablados en la sociedad, en nuestra cultura es considerado aún un tabú, pero debemos ser conscientes que el sexo, la sexualidad y la sensualidad nos constituyen como seres humanos completos y aún más como pareja.

 No por esto podemos pensar que el sexo es el remedio para salvar una relación, sin los otros componentes la relación no llegará lejos, por más que una pareja se entiendan totalmente en el plano sexual, por ello y muy a crédito personal, estoy en total acuerdo que la pareja antes de emprender el conocimiento dentro del ámbito sexual, debe  fortalecer los otros lasos de la comprensión, la escucha, el apoyo, la comunicación y el compromiso.

La pasión dentro de la pareja, especialmente en los primeros años, construye lasos de unión imprescindibles, nos acerca al otro, nos permite romper con la individualidad y constituirnos como una sola esencia sin perdernos en el otro.

Cuando hablamos de pasión dentro de la pareja debemos ampliar el marco conceptual, ya que si bien la relación sexual se constituye como importante en la pareja esta no es la manera exclusiva de demostrar el amor físico al otro.
 Existen otras expresiones dentro del componente de la pasión, el deseo puede ser demostrado con la mirada, las caricias, el romanticismo, los besos, la forma de saludarse e incluso en cosas tan pequeñas como el darse la mano al caminar.

El mantener la pasión dentro de una relación es un trabajo de todos los días, y es un trabajo de equipo, tanto la mujer como el hombre pueden mantener ese magnetismo, cuidando su apariencia física, viéndose atractivo para el otro, y lo más importante sintiéndose atractivo.
He visto casos en los que lastimosamente si la pareja no sale de casa, ella viste pijamas todo el día y ni siquiera se pasa el peine por su cabello, absolutamente esa no es la manera de generar interés ni deseo, con ello no quiero decir que debemos estar en casa un domingo vestidas de fiesta o con terno de gala, pero como mencione anteriormente si uno mismo se siente atractivo, esto genera atracción en el otro.    

Para terminar diré que el componente sexual en ocasiones también puede ser mal utilizado y convertirse en un aspecto nocivo en la relación:
·         Cuando se utiliza como premio o castigo de otras conductas dentro de la pareja.
·         Cuando se utiliza evitar hablar de las dificultades en la pareja.
·         Cuando es ejercido de manera individualista y busca únicamente la satisfacción de uno de los dos miembros.
·         Cuando no hay comunicación acerca de los sentimientos y de la satisfacción que el sexo genera o no genera dentro de la pareja.
·         Cuando se realiza por agradar al otro y por la incapacidad de decir “hoy no”, a lo cual todo ser humano tiene derecho.
·         Cuando es ejercido en contra de la voluntad de uno de los miembros, que es considerado violación, por más que sea dentro de una relación formal.

La sexualidad, la sensualidad y sexo son una parte natural de nuestra existencia, y como tales deben ser ejercidos con consciencia, sin culpa, y con responsabilidad, pero sobre todo con amor.


jueves, 3 de enero de 2013

... Y qué es el amor?




Algo que siempre nos preguntamos por lo menos una vez en la vida es la definición de la Palabra “Amor”. Y es que representa a un sentimiento tan grande, tan sublime, tan etéreo y a la vez aplicable a tantas cosas, que es muy difícil definirlo, lo más problable es que cada uno de nosotros pueda definir según su experiencia que significa esta palabra...
       
               A M O R.


Algunos autores a lo largo de la historia han definido el amor de acuerdo a su época y a su filosofía, entre esta variedad de definiciones poéticas, artísticas, filosóficas están  las  referidas a sensaciones, sentimientos, experiencias, sacrificio, dolor, felicidad, alegría, alcanzables o inalcanzables. Personalmente concuerdo mucho con uno de mis autores favoritos, el Psicoterapeuta Jorge Bucay quien dice:

“Para mí el amor es la sincera decisión de crear para la persona amada un espacio de libertad tan amplio,  pero tan amplio… tan amplio, como para que ella pueda elegir hacer con su vida, con sus sentimientos y con su cuerpo lo que desee, aun cuando su decisión no me agrade, aun cuando su decisión no me incluya.”

No es poético pero sí realista, el autor nos habla de una capacidad de desprendimiento que nos aleja de poseer el título de propiedad del otro, pero también nos aleja del sufrimiento. Muchas veces en mis círculos sociales y en consulta puedo ver personas (especialmente mujeres) que consultan a su pareja si estará bien comprar cosas tan intimas como un bolso, no por el costo del mismo, lo que le consultan a su pareja es si les gusta el color, el tamaño, etc. Mi pregunta suele ser; ¿quien va a usar el bolso?… a lo que sobreviene el pensamiento del porque cuando somos pareja perdemos nuestra capacidad de elección, nuestra autonomía, nuestra independencia, y sugiero la siguiente afirmación, “si alguien se interesa por mí, si me quiere, si me ama, ¿en realidad le interesará el color de bolso que llevo?”

Lo dudo mucho, es la inseguridad personal y el temor al rechazo lo que nos hace construirnos para agradar al otro, para gustarle en todo los sentidos, para sentirse amado, sin embargo existen aspectos en la relación mucho más relevantes.

Robert. Sternberg desde la Psicología ha señalado los tres componentes del amor en su teoría triangular:
·         Intimidad
·         Pasión
·         Compromiso
·          
Siendo la intimidad la capacidad para acercarse a los sentimientos del otro, el verdadero acto de empatía, de ponerme en el lugar del otro, a la vez que me defino como un ser diferente a su lado.

La pasión se refiere al componente sexual, a lo físico, lo carnal, que no por ser una atracción química es menos importante en una relación. De hecho considero uno de los pilares fundamentales dentro de las parejas jóvenes sobre el cual se construye en años posteriores la camaradería, la confianza, y esa complicidad de pareja que no se consigue con ninguno de los otros componentes de la relación.

El compromiso es la determinación personal para que la relación dure, para conservar y mantener el amor.

Un amigo muy cercano me dijo alguna vez a modo de metáfora…

el amor es como una planta, que la debes regar todos los días, debes cuidarla y alimentarla, de lo contrario se secará y morirá.”  

El compromiso entonces difiere de la acción de comprometerse con un aro o ir al registro civil para cambiar de estado civil, soltero a casado, es mucho más que eso, es más puede ser que la formalidad ni siquiera este incluida, pero la determinación de amar y ser amado en este punto se demuestra mediante el deseo de hacer que la relación perdure.

La relación con restos tres componentes funciona como una relación amorosa, si falta uno de los tres o más no es una relación de pareja, sin pasión puede llamarse amistad, sin intimidad puede ser una aventura sin futuro, y sin compromiso un castillo de naipes que no llegará a ningún lado.

Finalmente me gustaría citar a Erick Fromm, uno de los psicólogos humanistas más representativos de la historia, para quien el amor es un arte que requiere de conocimiento y esfuerzo.

“Las personas estamos sedientas de amor, todo en el medio habla de amor y, sin embargo, casi nadie piensa que hay algo que aprender acerca del amor.”
Fromm nos dice que para la mayor parte de las personas el problema del amor consiste fundamentalmente en ser amado, y no en amar, no en la propia capacidad de amar.

Es por eso que la preocupación fundamental es de cómo lograr que se nos ame, cómo ser dignos de amor. Para ello existen algunas estrategias, el éxito, el atractivo, tener buenos agradables y conversaciones interesantes, ser sutil modesto, inofensivo. Estas formas son iguales a las que se utilizan para alcanzar el éxito, para "ganar amigos e influir sobre la gente",  en esencia, una mezcla de popularidad y sex-appeal.

El meollo del asunto es que es más importante la capacidad que cada uno de nosotros tenemos para dar amor, y por supuesto nadie puede dar lo que no posee, así que el amor debe comenzar en uno mismo, solo así puedo ser capaz de amar a otros, de igual manera sucede con todas las virtudes, si me respeto puedo respetar a los demás, si me cuido puedo velar por el resto… el trabajo comienza en el interior.



"Quien no conoce nada, no ama nada. Quien no puede hacer nada, no comprende nada. Quien nada comprende, nada vale. Pero quien comprende también ama, observa, ve... Cuanto mayor es el conocimiento inherente a una cosa, más grande es el amor... Quien cree que todas las frutas maduran al mismo tiempo que las frutillas nada sabe acerca de las uvas"

Paracelso